Me sentía agobiado
de reclamos a diario
que esta noche por fin
tomé dos sillas
e invité a mi pasado
a entrar a mi casa
y sentarse a mi lado
Le escuché atento
lanzarme con furia
todos mis pecados
de todo acusarme
hasta de lujuria
Enjuagaba con ira
paso a paso
cada día de mi vida
Y al final del cuento
bajó su mirada
y pude entenderlo...
lloré sin consuelo
largas horas - yo creo -
hincado en el suelo
y tomó mi mano
Logré controlarme
y con el alma vacía
sin acobardarme
le dije:
"He pagado con creces
las facturas de mis actos
y sufrido tus castigos
ya estamos en paz
seremos amigos
y te puedes quedar"
martes, 10 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
El que tiene vergüenza de su pasado, no tendrá dignidad para seguir viviendo...
Muy bueno Brouuuu
Sin duda alguna el pasado se une al presente como un acto de superación, que gran sacrificio el de ese tipo llamado "pasado" que con sus tantos errores nos permite crecer y ser mejores...
El pasado nos hace, con lo bueno y con lo malo, nos prepara para el hoy que nunca vivimos del todo y el mañana que esperamos encontrar. Un saludo.
Vaya, creo que me ha quedado un comentario medio paranoico. A ver si vuelvo mañana más despierto.
Publicar un comentario